Tan difícil como raro de Juan Vilá
... cómo no perdonarle. Habría que ser muy insensible. Casi como una piedra. Aunque yo aún no he podido. Hay un rencor muy profundo. O no es rencor. Es otra cosa. Es un fuerte rechazo. Una no aceptación. Una rabia infinita. Es tener muy claro que se equivocó, que jamás debió hacerlo, que él es el único culpable y el estúpido asesino de sí mismo. No hacía falta correr tanto. Hay algo, o mucho, de capricho o de rabieta, de precipitación, de falta de fundamento en su suicidio. Tenía toda la vida por delante para matarse.
|