El Paciente de Juan Gómez-Jurado
(...) todos los seres humanos tienen una frontera entre la confortable zona de sus convicciones y miedos y el pantano peligroso de sus deseos y necesidades. Para conseguir la total sumisión de la voluntad había que empujarles fuera de la primera sin que se hundiesen en la segunda. Hasta el punto de equilibrio. |