Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie de Juan Eslava Galán
Azaña y alguna otra inteligencia privilegiada, como la de Prieto, lo vieron claro casi desde el principio: una guerra se gana con un ejército, y la República, que licenció el suyo, tuvo que transformar en un ejército, en plena guerra, las milicias indisciplinadas y cerriles de la primera hora. Sólo consiguió retrasar la derrota.
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