Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie de Juan Eslava Galán
Muy humanamente (aunque la institución es divina), la Iglesia, con su primado el cardenal Gomá a la cabeza, reacciona apoyando al bando rebelde y justificando el alzamiento militar ante la opinión pública internacional. Terminada la guerra, el propio cardenal Gomá sellará el pacto de la Iglesia con el Régimen entregando al Caudillo la simbólica Espada de la Victoria.
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