Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Su terrible lascivia y gusto por la sangre humana le proporciona el vigor que necesita durante sus andanzas cotidianas. El vampiro es propenso a dejarse fascinar con enorme vehemencia, algo parecido a la pasión amorosa que experimentan ciertos humanos. En la persecución de estos amores, el vampiro es capaz de ejercer estratagemas y de mostrar una paciencia inagotable [...]. El vampiro no descansa hasta satisfacer su pasión y drenar toda la vida de su víctima tan ansiosamente deseada.
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