Las dos muertes de Mozart de Joseph Gelinek
Luca sabía que era mejor seguirle la corriente a su tía, así que asentía con la cabeza y juraba y perjuraba que estaba viendo a su abuelo al clavecín, donde sólo había un sillón de orejas.
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Las dos muertes de Mozart de Joseph Gelinek
Luca sabía que era mejor seguirle la corriente a su tía, así que asentía con la cabeza y juraba y perjuraba que estaba viendo a su abuelo al clavecín, donde sólo había un sillón de orejas.
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