Prosa literaria y política / Poesía lírica / El estudiante de Salamanca / El dia de José de Espronceda
Ante la muerte Cuando a las puertas de la tumba helada el hombre lucha con la Parca insana, viendo vagar el alma entre la nada y sintiendo morir tal vez mañana; el hombre entonces desespera en tanto, de dolor, ¡ay!, vertiendo acerbo llanto. ……………….. “¡Qué pena y qué agonía el corazón y el pecho me devoran! ¡Cómo siento vacila el alma mía en la terrible y postrimera hora!” ……………….. Es tan triste morir cuando aún la vida nos brinda con sus galas y sus flores, cuando dejamos la mujer querida. Venturosa cantando sus amores, que el corazón transido hasta su mismo Dios le da al olvido. ……………….. ¡Dichoso una y mil veces el que muere en dichas y placeres embriagado, el que ve en sueños la mujer que adora, en torno de su pecho enamorado; porque su alma, gozosa en dicha tanta, ante el trono de Dios sonríe y canta! ……………….. Yo, queriendo buscar aún anhelante al ángel celestial que imaginara, corrí el mundo cual águila rampante sin encontrar a la mujer que amara y vagué por desiertos, en los cuales hasta las mismas flores vierten llanto, y crucé por inmensos arenales sin encontrar a la que adoro tanto. ……………….. Y rendido de pena y moribundo y aun pensando encontrarla todavía, corrí fogoso en el inmenso mundo, cual halcón que los aires desafía, sin que una buena estrella me guiara al camino que anduvo la que amara. |