Prosa literaria y política / Poesía lírica / El estudiante de Salamanca / El dia de José de Espronceda
Endecha Suave es tu sonrisa, amada mía, más dulce tú para mi amante pecho que en la noche sombría el tibio rayo de la blanca luna, si al tímido viajero, tras tempestad horrenda, muestra radiante la perdida senda. Tú mi divinidad: yo a ti rendido, estático en tu faz miro mi cielo y en amor encendido, el más feliz de los mortales todos, disfruto tus caricias, y tierno te enamoro, y pagando en amor feliz te adoro. Yo enjugo el llanto que en tus bellos ojos brotó acaso el pesar, yo las alegrías trueco tristes enojos, y yo en tus labios de rubí encendido recojo enajenado tu lánguido suspiro y tu aliento purísimo respiro. |