Prosa literaria y política / Poesía lírica / El estudiante de Salamanca / El dia de José de Espronceda
Serenata Despierta, hermosa señora, señora del alma mía: den luz a la noche umbría tus ojos que soles son. Despierta, y si acaso sientes tu corazón conmovido, es que responde al latido de mi amante corazón. Oye mi vos. La flor más pura y galana que el Abril fecundo adora, al despuntar de la aurora perfuma el primer albor: pero es mil veces más puro de tu boca el blando aliento si perfuma en torno el viento tierno suspiro de amor. Oye mi voz. Adiós, mis dulces amores, que, envidiosa el alba fría, ya raya en Oriente el día por turbar nuestro placer: Adiós, señora: mi alma dejo, al partirme, contigo: amante triste, maldigo, aurora tu rosieler, Guárdame fe. |