Después de haberme deleitado con la lectura de las misivas que Emilia le hizo llegar a Galdós y de esperar, en vano, la publicación de aquellas ochenta cartas, que un librero anticuario de Madrid aseguró a una agencia de prensa que se encontraban en una biblioteca particular, llegó a mis manos Emilia, borriquita... Cartas que no escribió Galdós (Reino de Cordelia, 2021), escrito por José Ramón Fernández e ilustrado por Gala Fernández. Vamos primero con los datos técnicos de esta relación epistolar. Estas figuras enormes de nuestra literatura mantuvieron un vínculo amoroso que está documentado en la apasionada correspondencia amorosa que intercambiaron, de la que conservamos una única carta de Benito y un centenar de las redactadas por Emilia. Entre 1883 y hasta 1915, que tengamos noticia, tiene lugar esta correspondencia que se recoge, para disfrute de los lectores de ambos, en el volumen Miquiño mío. Cartas a Galdós (Turner, 2013), cuya reseña podéis encontrar en mi lista dedicada a Emilia Pardo Bazán. Con el centenario de la muerte de la escritora -un año después del de su amante-, han aparecido diferentes publicaciones que han colaborado en la revitalización y difusión de su obra. Por un lado es una lástima que necesitamos excusas para ofrecerle a esta autora los honores que, sin ninguna duda, merece. Pero, por otro, es maravilloso poder disfrutar de obras como esta, que, desde el lado de la ficción -aunque sin obviar una importante documentación-, nos ofrecen la otra cara de la historia. Rellenaremos con gusto aquellas sombras que nos dejaran las cartas originales y descubriremos cómo fue ese primer encuentro, el que sirvió de puente entre la admiración al maestro y la devoción al amante. Ante nuestros ojos desfilarán políticos y escritores del momento como Pereda, Valera o el temido Leopoldo Alas, Clarín. La herida producida por la historia con Lázaro Galdiano la resuelve Galdós, no sin dolor, pero sí con el más puro pragmatismo de «la prefiero compartida antes que vaciar mi vida». Y el desgarro que le produce a Emilia la aventura con Lorenza Cobián, de la que Benito escribe, finalmente, buscando comprensión ante su inevitable felicidad. Él, que siempre ha sentido debilidad por los niños, se convertirá en padre. Novela tras novela, personajes que forman parte de nuestra adolescencia, que no nos han abandonado, y que, probablemente, nunca lo harán, aparecen entre las palabras llenas de afecto, de calor y de comprensión de aquellos que fueron muchas cosas, pero que, ante todo, compartieron una amistad que, de una u otra forma, los acompañaría toda la vida. Enlace: https://www.instagram.com/mi.. + Leer más |