Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
Cuando abrí la ventana del cuarto, vi que era «otro» día, pero extrañamente se asemejaba al anterior. Solo, que el corazón estaba más fuerte y decidido, sobre todo a que aquel día fuera igual a muchos que seguirían. Vestirme, sentarme a la mesa, responder con monosílabos y nunca levantar la vista hacia él.
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