El título, Laberinto y su intrínseca ceguera derivan del descubrimiento vital de una incógnita, lo que el volumen indaga: la puerta de salida del laberinto comunica con la puerta de entrada, ambas son la misma. Lo que se había interpretado ontológicamente como camino rectilíneo, a cierta edad se descubre que «el laberinto no era más que un círculo».
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