María de Jorge Isaacs
Aquella naturaleza parecía ostentar toda la hermosura de sus noches, para recibir a un amigo. ¡Ah, los que no habéis llorado de felicidad, llorad de desesperación si ha pasado vuestra adolescencia, porque así tampoco volveréis a amar ya! ¡Primer amor!... Noble orgullo de saberse amado; sacrificio dulce de todo lo que antes nos era caro a favor de la mujer querida; flor guardada en el alma y que no es dado marchitar a los desengaños; delirio delicioso..., inspiración del cielo... ¡María! ¡María! ¡Cuánto te amé! ... |