Asombro y desencanto de Jorge Bustos Tauler
Me dirijo a Francia porque no la conozco y no se debe vivir sin conocer Francia. Es este un descubrimiento delicado para un español, históricamente expuesto a un violento vaivén de amor-odio hacia el vecino francés que la voluntariosa hermandad de la Unión Europea no termina de mitigar. Hablo por mi, por supuesto.
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