El asesinato de la profesora de lengua de Jordi Sierra i Fabra
Miró la primera página, las primera líneas de letras y palabras. No empezaba en plan palicero, con una larga descripción, sino con un diálogo, ágil, vivo. Sin darse cuenta, empezó a leer. Sin darse cuenta, acabó la primera página. Sin darse cuenta, terminó el capítulo. Sin darse cuenta, comenzó el segundo. Sin darse cuenta... Una hora después había leído prácticamente un tercio del libro. |