Cuentos de John Cheever
No tiene nada de extraordinario que lo dejen a uno plantado entre la una y las dos en un restaurante en el centro de Nueva York: una tierra de nadie espiritual, con árboles tronchados, zanjas y agujeros que todos compartimos, desarmados a causa de la decepción de nuestros corazones. (El Brigadier y la viuda del golf) |