El niño en la cima de la montaña de John Boyne
—¿Te acuerdas de cuando éramos niños? —me preguntó—. Yo tenía historias que contar, igual que tú, pero no conseguía ponerlas por escrito. Cuando tenía una idea, sólo tú eras capaz de plasmarla con palabras. Y me decías que, aunque la hubieras escrito tú, seguía siendo mi historia. —Sí, me acuerdo —contesté. —¿Crees que podemos volver a ser niños otra vez? Negué con la cabeza y sonreí. |