La muñeca dormida de Jeffery Deaver
Era igual que un caramelo: se cocía el azúcar mucho tiempo, hasta que alcanzaba el punto de ebullición(...)Y entonces se vertía sobre una pieza de mármol y al enfriarse se convertía en una lámina quebradiza Eso era lo que sentía. Una rabia fría dentro del corazón. Una rabia dura.
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