A Puerta Cerrada de Jean-Paul Sartre
¡Pero sí, sí! Confía en ella. Necesita un hombre, puedes creerlo, un brazo de hombre alrededor de su talle, un olor de hombre, un deseo de hombre en ojos de hombre. En cuanto a lo demás...¡Ah! Te diría que eres Dios padre si eso pudiera agradarte.
|