Corazón tan blanco de Javier Marías
Cualquier relación entre las personas es siempre un cúmulo de problemas, de forcejeos, también de ofensas y humillaciones. Todo el mundo obliga a todo el mundo, no tanto a hacer lo que no quiere, porque casi nadie sabe lo que no quiere y menos aún lo que quiere, no hay forma de saber esto último. Si nadie fuera nunca obligado a nada en el mundo todo se detendría, todo permanecería flotando en una vacilación global y continua, indefinidamente.
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