Emma de Jane Austen
Al expresar en voz alta su asombro ante las pocas personas que conocían su opinión sobre la señora Elton, una de ellas, la señora Weston, aventuró esta disculpa: -No creo que esté a gusto en la vicaría, mi querida Emma, pero siempre será mejor que no salir de casa. Su tía es una bellísima persona pero como compañera permanente debe de resultar muy aburrida. Antes de decidir que la señorita Fairfax tiene muy mal gusto hemos de acordarnos de su situación. -Tiene usted toda la razón, señora Weston -dijo el señor Knightley con calor- La señorita Fairfax es tan capaz como cualquiera de juzgar a la señora Elton. Si estuviera en su mano no la habría elegido, pero -con una sonrisa de reproche dirigida a Emma- la señora Elton tiene con ella atenciones que no recibe de ninguna otra persona. |