Entre estas paredes de J.L. Berg
Al no responderme, reuní el valor para mirarlo, y me encontré con una penetrante y cálida mirada. —Todos tenemos cicatrices, Lailah. Solo que algunas son más visibles que otras. —¿Cuáles son tus cicatrices, Jude? —pregunté, sorprendida y asustada por mis propias palabras. Sus ojos se dispersaron por un breve instante, como si hubiese perdido el centro de la realidad. Cuando por fin regresó, sonrió. |