La huella (y otros relatos) de Iván Rovetta
En esos años las luces brillaban más, pero al mismo tiempo las sombras eran más espesas. Lo que había era un vacío, pero un vacío como fuerza activa que se nos metía por los poros. Y un dolor, un dolor que habíamos respirado en casa desde chicos y estaba ahí, estaba ahí como unos dedos abriendo una herida, la misma herida con larvas de mosca que me llevó a la otra punta del mundo.
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