La huella (y otros relatos) de Iván Rovetta
A mí nunca me pusieron una pistola en la sien. Nunca me llevaron en el piso de una camioneta con una bolsa negra en la cabeza mientras me pateaban. Nunca me interrogaron, ni me violaron, ni me hicieron simulación de ahogamiento, ni me amenazaron con torturar a mi familia, ni tuve que esconderme o huir para salvar mi vida. No busqué a mi hijo o a mi pareja durante años, sin resultados. No viví la Operación Cóndor. ¿Por qué entonces ese dolor, esa cicatriz, ese remover de las entrañas al pensar aquello, esa empatía salvaje que me sacude?
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