Historia de los abuelos que no tuve de Ivan Jablonka
Mi estudio no me ha traído paz. Soy capaz de mirar de frente sus vidas y sus muertes, pero siempre seguiré siendo ese chiquito acostado sobre una tumba, con sus dioses velando por él. Sus muertes fluyen en mis venas, no como un veneno, sino como mi propia vida. Para mis hijas, sueño con algo distinto: proclamar la dignidad de un hombre y de una mujer cuyas muertes son un hito, no un destino. Para mí, ya es demasiado tarde. Vivir en el pasado, y particularmente en ese pasado, es enloquecedor. Pero la verdadera causa de mi insomnio es el fracaso. |