Los perros y los lobos de Irčne Némirovsky
Indudablemente, pensó sintiendo una impresión confusa pero intensa, había visto en algún sitio, en un sueńo o durante la infancia, aquellos sombríos cielos de marzo, de los que la nieve cae a ráfagas, y aquellos jardines caóticos, invadidos por las flores de un breve pero sofocante estío.
|