La semilla del diablo de Ira Levin
No pudo separar la vista de él. Los ojos del bebé se fijaron en ella, dorado-amarillentod, y, después, en el crucifijo boca abajo que se balanceaba.
|
La semilla del diablo de Ira Levin
No pudo separar la vista de él. Los ojos del bebé se fijaron en ella, dorado-amarillentod, y, después, en el crucifijo boca abajo que se balanceaba.
|