La semilla del diablo de Ira Levin
-Por eso quise este apartamento-dijo-. Para sentarme aquí y contemplar la nieve con el fuego encendido. Hugh se la quedó mirando y le dijo: -Apostaria a que sigues leyendo a Dickens. -Claro que lo leo-contestó ella-. Nadie deja de leer a Dickens. |