Lo que no cuentan los muertos de Inés Plana Giné
Nadie está preparado para el infortunio. A veces se cocina a fuego lento y concede tiempo a su víctima para asumir el zarpazo, pero cuando irrumpe como una tolvanera que lo engulle todo en un solo instante, el alma cambia de sitio y no vuelve jamás a su lugar original.
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