Las mil caras de Amanda de Inés Díaz Arriero
Lo que pasara más tarde, la próxima vez que se bajara el telón, no le interesaba todavía. Cuando llegase, lo interpretaría sin guiones, sin ensayos, haciendo una improvisación en presente, pues ese tiempo de narración se había convertido, a la fuerza, en su favorito. Y disponía de mil motivos para hacerle frente. Y lo haría. Al menos, otras mil veces más.
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