Hija de las cenizas de Ilaria Tuti
Pero no fue la constatación del error que había cometido lo que le oprimió el pecho hasta sentir que el corazón le estallaba. Fue la violencia del gesto masculino, el recuerdo de lo que la esperaba cuando volviera a casa. La opresión del débil, el triunfo del fuerte, embriagado por el miedo.
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