Flores sobre el infierno de
Ilaria Tuti
Si durante el día tenía la apariencia de una sala de hospital, con pasillos recorridos por ruidosas idas y venidas y aulas frecuentadas por estudiantes de doctorado, a esa hora tardía mostraba su cara más angustiosa. El silencio levantaba la pátina de normalidad y exhibía su esencia: la de una solitaria estación final. Emanaba melancolía, como si el dolor de los familiares permaneciera adherido a los cuerpos depositados en las cámaras refrigeradas, y las lágrimas y los sollozos, a las paredes.