Anita Souvenirs d'un contre-guérillas de Honoré Beaugrand
Los Dupin - como decíamos entonces - bebíamos al seco, hacíamos banquetes en los entreactos; per la primera llamada del clarín nos hacía subir al escenario, y teníamos la reputación de batirnos como enfurecidos; lo que hacía que los Chinacos nos hayan aplicado el gentil apodo de "diablos colorados"
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