Seis Cuatro de Hideo Yokoyama
l día se le había hecho muy largo. Sus pensamientos perdían nitidez. Notó que la distinción entre lo que sabía y lo que ignoraba empezaba a difuminarse. Su cansancio se propagó por el agua caliente. Cada vez que cerraba los ojos, sentía aumentar el peso de la somnolencia. En la calle soplaba el viento. El cristal esmerilado repiqueteaba en el marco. Hasta donde alcanzaba su memoria, aquella casa siempre había sido vieja. |