Fortuna de Hernán Díaz
Se que los días que me quedan por vivir son menos que los que ya he dejado atrás. No hay forma de escapar de esta contabilidad tan básica. A cada uno de nosotros se nos concede una cantidad determinada de tiempo. Sólo Dios sabe cuánto. No podemos invertirlo. No podemos esperar ninguna clase de retorno. Solo podemos consumirlo, segundo a segundo, década a década, hasta que se agota.
|