Los Mutilados de Hermann Ungar
Franz Polzer nunca se sintió unido a su padre. A ello contribuyó sin duda el que su madre muriera poco después de nacer él. Quizá ella habría conseguido mitigar las diferencias. El padre era un pequeño comerciante de pueblo. El niño dormía en una habitación de la trastienda. El padre era un hombre duro, trabajador e inaccesible. Desde niño, Franz Polzer tuvo que ayudar en la tienda, lo cual apenas le dejaba tiempo para los deberes. No obstante, el padre exigía buenas notas. Cierta vez en que le llevó un suspenso, lo tuvo cuatro semanas sin cenar. Por aquel entonces, Polzer tenía diecisiete años.
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