Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Se había adelantado, y los demás estaban muy por debajo de él. Recordó las burlas que le prodigaron por no querer tomar parte en sus juegos y en sus algaradas, por preferir el estudio a la holganza y la quietud al bullicio. Pero había alcanzado el premio merecido. ¿Se daban cuenta aquellos estúpidos? Los detestaba tanto, que interrumpió un instante su silbido para escupir con desprecio.
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