Libro de las canciones de Heinrich Heine
Hace poco, tu rostro, tan querido y tierno, en sueños se me apareció: hermoso, angelical y compasivo, mas palente, palente de dolor. Rojos sólo los labios, con un beso pronto la muerte los apagará y los devotos ojos que del cielo toman su resplandor se extinguirán. |