La maldición gitana de Harry Crews
Y yo leí la nota aquella mañana como cada mañana. Bien sabe Dios que no tenía por qué leerla. La llevaba viendo en la pared desde que me instalé allí, ya hacía dieciséis años. Para que conste, esa es mi edad, dieciséis. El 21 de enero cumpliré diecisiete. Hemos decidido que el 21 de enero es mi cumpleaños. Aunque no lo sea. No es más que el día en que mis padres me abandonaron en las escaleras del Firesman's Gym.
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