El valor desconocido de HERMANN BROCH
demostró por enésima vez que que incluso la matemática y la física, a pesar de su aparente exactitud irrefutable, en realidad conducían de nuevo a estos últimos problemas de los límites del conocimiento, y demostró que solo por tales problemas merecía la pena vivir una existencia entregada a alguna de las ciencias, es más: que sólo así merecía la pena vivir.
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