La hora sexta: Volume 1 de H. Kramer
Mía sintió además que la brisa marina barría de su rostro todo vestigio de vida urbana, reviviendo su alma y cuerpo en medio de la cálida arena y el fresco del mar. Luego miró hacia un lado y vio el viejo faro, con su color gastado y su inquieta luz esperando despertar. Una vieja construcción, alta y marchita, pero aún en pie. El faro envejecía como si tuviese vida. Las grietas que dibujaban la pintura gastada parecían sus arrugas cansadas. Agotado por las noches de tormentas, pero siempre allí, dispuesto a encender su luz cada noche y guiar a las almas que navegaban por el reino marítimo.
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