Bel Ami de Guy de Maupassant
Cuando regresaba del periódico, donde se había oído interpelar por el nombre de Forestier dos o tres veces, se venga a persiguiendo al muerto con rencorosas burlas hasta el fondo de su tumba. Recordaba sus defectos, sus ridiculeces, sus pequeñeces, los enumeraba con complacencia, exagerándolos y aumentándolos
|