Diario de mi vida durante la Revolución Francesa de Grace Dalrymple Elliott
Nunca he presenciado una escena tan terrible como la de la despedida de aquel joven matrimonio. Temí por un momento que Madame de Custine perdiera el juicio, de tanto dolor. Madame Beuharnais y yo no ma dejamos sola no un momento durante los tres días siguientes, con sus noches enteras. Era, no obstante, joven, fuerte, llena de buenas intenciones, muynorgullosa de ser francesa.
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