Perdida de Gillian Flynn
—Tampoco es que le gustaran los regalos particularmente caros ni fantasiosos —comencé, y me vi golpeado por una pelota de papel arrojada por Tanner. —¿Qué? —Pretérito. Deje de utilizar el pretérito para hablar de su esposa. —Tengo entendido que su esposa y usted han sufrido algunos altibajos —continuó Betsy. —Han sido un par de años duros. Los dos nos quedamos sin trabajo. —¡Bien, sí! —exclamó Tanner—. Los dos. —Nos mudamos aquí para cuidar de mi padre, que sufre Alzheimer, y de mi difunta madre, que tenía cáncer, además de lo cual tuve que trabajar muy duro en mi nuevo negocio. —Bien, Nick, bien —dijo Tanner. |