Lectura rápida, con una narración peculiar y cargada de simbolismos. He de comenzar diciendo que este libro me conquistó por su portada. Desde el momento en el que la vi sentí que tenía que leerlo. La ilustración que la preside me transmite fuerza y valor ante una lluvia que no cesa y que no se puede detener; una lluvia que cala y a la que hay que enfrentarse. Además, el hecho de que aparezca un gato la hace aún más atractiva. En cuanto a la temática, es un libro muy peculiar. En él nos encontramos con María Carmenza, una joven que acaba de perder su empleo y que vive sola en la casa de su abuela. Además de perder su empleo, se encuentra en una situación emocional comprometida; la relación con su novio no fluye, pues, de repente, deja de escribirle y de llamarle. Ante esta situación, María se muestra expectante ante cada mensaje o llamada que llega a su teléfono, pues cree que podría ser la de su pareja. Por si todo esto fuera poco, María tiene una vecina quisquillosa que no le deja vivir tranquila. El autor juega con la metáfora de la mierda que cae del cielo para representar todas estas situaciones complicadas que la protagonista atraviesa. Aunque la temática me ha parecido interesante, no la he disfrutado tanto como me habría gustado porque el texto está escrito en español latino, por lo que se incluye vocabulario que me resulta ajeno y la forma de expresarse no es la habitual para mí. No obstante, la historia me ha gustado, pues me he identificado con María en varios aspectos El texto se divide en tres partes y en trece capítulos numerados y breves. La edición está muy cuidada y, tanto la portada como la contraportada, son una auténtica maravilla. En definitiva, una lectura breve y amena, cargada de simbolismo y con vocación de empoderar ante la adversidad más cotidiana que poco a poco va calándonos hasta empapar nuestro día a día. + Leer más |