Lincoln en el Bardo de George Saunders
El hombre se inclinó, sacó del cajón aquel cuerpecillo y, con elegancia sorprendente para alguien tan desgarbado, se sentó en el suelo, colocándoselo sobre el regazo.
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Lincoln en el Bardo de George Saunders
El hombre se inclinó, sacó del cajón aquel cuerpecillo y, con elegancia sorprendente para alguien tan desgarbado, se sentó en el suelo, colocándoselo sobre el regazo.
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