Fuego y Sangre de George R.R. Martin
Todos los hombres son pecadores, nos enseñan los Padres de la fe. Incluso los reyes más nobles y los caballeros más galantes pueden verse dominados por la ira, la lujuria y la envidia, y cometer actos que los avergüencen y que mancillen su buen nombre. De igual modo, el más villano de los hombres o la más taimada de las mujeres pueden también en ocasiones realizar una buena acción, porque el amor, la comprensión y la misericordia pueden encontrarse aun en el corazón más cruel.
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