Magia Inesperada de Gema Samaro
Andrés miró a la joven de arriba abajo y celebró no haber tenido una maestra así, cuando era niño, porque no habría llegado a nada en la vida. Andrés no podía dejar de pensar en que era imposible concentrarse con esa mujer delante. ¡Esas maestras tenían que estar prohibidas! Morena, de ojazos espectaculares, sonrisa perfecta, curvas por todas partes… y oliendo a primavera salvaje. Desde luego, si era cierto que tenía a tanto superdotado en clase, iba a malograrlos a todos...
|