Arena roja de Gema Bonnín Sánchez
Pero ahora con quince años, mi visión del mundo era muy diferente. Lo que me estaba tocando vivir, todo lo que estaba aprendiendo, las historias que habían llegado a mis oídos de boca de mis compañeros… Estaba empezando a vislumbrar el lado más turbio y retorcido de las cosas.
|