Sin alma de Gail Carriger
—¡Qué horror! —intervino Alexia, incapaz de contenerse ni un segundo más—. Gente pensando, con sus cerebros, y ni más ni menos que en la puerta de al lado. Oh, menuda parodia.
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Sin alma de Gail Carriger
—¡Qué horror! —intervino Alexia, incapaz de contenerse ni un segundo más—. Gente pensando, con sus cerebros, y ni más ni menos que en la puerta de al lado. Oh, menuda parodia.
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